6 may 2009

A través de la vida


El tiempo no pasa; es uno el que pasa,

a traves de el.

Inexorablemente uno deja pasar ciertas cosas que no debería, claro parecen no tener validez alguna, hasta que nos damos cuenta como se escapan y hacen inútil cualquier lamento posible por lo que pudo ser y no fue, creo que sin embargo aplicando la inteligencia, sería una buena forma de poner en práctica los ideales de uno, ser fuerte – en sentido espiritual, claro – para animarse a determinados actos a los cuales se siente cierto temor. Usualmente se suele decir que más vale arrepentirse por haber hecho algo, que por no haberlo hecho; ciertamente estoy de acuerdo con esta expresión de la cual tengo mucho por aprender.

Pasar por la vida sin dejar señal alguna de existencia es si se quiere un derroche de ilusiones, de cariño, de amor que tuvieron para con nosotros. Todo sufrir que hubieron vivido no es retribuido. Pasamos como sin pisar tierra firme, lamentablemente siendo esto así, no quedará ningún recuerdo de nuestra existencia si no cambiamos la actitud para con la vida, nadie se acordará de uno, si no experimentamos un cambio, el cual debe empezar a partir de enfrentar los obstáculos que el bendito devenir cotidiano nos impone. Desafiar los problemas, perder, ganar, no importa, uno los enfrentó, uno se atrevió, demostró actitud para con ellos, darse animo en forma persistente para seguir enfrentándolos, para seguir ganando. Es difícil, lo admito, pero ¿por qué no intentarlo?. Una y otra vez me pregunto porque uno se comporta tan displicentemente con la vida, querer subestimarla siempre en un acto de total falta de raciocinio, pensar que la podremos modificar a nuestro antojo es un equívoco pensamiento, porque en todo caso la modificación la debemos ejercer a nuestro vivir.

Se dice comúnmente es dura la vida, yo diría que lo duro o difícil es vivir bien, ya que la vida se presenta directamente desde la concepción.

Marcarse caminos para seguir con pie firme, pasar a través de la vida con un nombre, ser gustoso de ella, sentirnos privilegiados, tratar siempre de llevar a cabo planes o caminos que nos hemos trazado, y si no hay ninguno, buscarlo, proponerse una meta, un nuevo desafío, buscar algo por que luchar, cosas que lograr, algo para demostrarnos lo fuerte que podemos ser cuando nos fijamos una meta, sentir ese orgullo que aflora en nosotros al decir pude hacerlo, me costó, pero pude hacerlo, el sacrificio valió la pena, estoy feliz conmigo mismo.

Cuanto aprender, cuanto saber se necesita para desempeñarse con cierta soltura para el derrotero diario.¡Cuánto debo poner en práctica!

Lamentablemente cuanto más se sabe, más cerca de la muerte se está. Recién cuando el hombre comienza a vivir, indefectiblemente le llega su hora. Hagamos un esfuerzo por tratar de saber llevar la vida. Aprovechemos toda esa ventaja que no da la muerte. Luis Gabriel Bernardini.

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